Desde el 1 de enero de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido en su Clasificación Internacional de Enfermedades el síndrome del trabajador quemado (burnout en inglés).
Definición y síntomas
Este síndrome se define como un proceso en el que progresivamente el trabajador sufre una pérdida del interés por sus tareas y va desarrollando una reacción psicológica negativa hacia su ocupación laboral.
No está considerado como una enfermedad mental, pero sí como un trastorno ocupacional provocado por un estrés laboral crónico que no se gestiona adecuadamente y que tiene graves consecuencias, tanto para los trabajadores como en la economía. Cuando una persona presenta este síndrome puede sentirse agotada todos los días, desmotivada e insatisfecha con su trabajo, y puede desencadenar otros problemas de salud física y mental más graves.
Los expertos estiman que afecta al 10% de los trabajadores y, en sus formas más graves, a entre el 2% y el 5%. Este agotamiento mental, emocional y físico se presenta como resultado de exigencias agobiantes, estrés crónico o insatisfacción laboral y entre sus síntomas se citan los siguientes:
Agotamiento físico
- Migrañas.
- Fatiga crónica.
- Aumento de peso.
- Pérdida de apetito.
- Dolores musculares.
- Problemas gastrointestinales.
- Desregulación del ciclo menstrual.
Agotamiento mental
- Estrés.
- Tristeza.
- Insomnio.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Irritabilidad.
- Falta de energía.
- Agotamiento emocional.
- Sentimientos de incompetencia.
- Actitudes de rechazo hacia el trabajo.
- Deterioro del autoconcepto profesional.
- Distanciamiento y cinismo hacia los clientes.
Las consecuencias no solo quedan para el trabajador, también para la organización porque se genera bajo rendimiento laboral, absentismo, aumento de riesgo de accidentes y pérdidas económicas considerables.
Prevención
Aunque no es un síndrome nuevo (lo usó por primera vez el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberge en 1974), la pandemia está teniendo un efecto negativo en su incidencia, en los sanitarios y en todos los trabajos de cara al público. Pero en muchos casos solo se detecta cuando el trabajador explota, ya que en general somos muy reacios a responder preguntas relacionadas con la salud mental, al considerar que reconocer problemas es un signo de debilidad.
Al entender que el síndrome del trabajador quemado se desarrolla esencialmente en el ámbito laboral, la empresa deberá emprender cambios organizacionales que eviten el acoso laboral, reconozcan los logros de sus colaboradores, y eviten las cargas y jornadas de trabajo excesivas.
La primera medida que se debería tomar desde la empresa es evaluar las situaciones que generan el estrés y la ansiedad en el trabajador y tomar las decisiones y las medidas adecuadas para intentar reducirlo. El objetivo es que al mejorar la organización y darle las herramientas necesarias para que pueda realizar sus tareas de forma adecuada se minimice la sobrecarga laboral.
Los trastornos psicosociales son los grandes olvidados de la salud laboral. Se conocen, pero se hace poco para prevenirlos, diagnosticarlos y tratarlos. Aún queda camino para que la dirección de la empresa se implique y considere la salud mental tan importante como la física. Y en este punto es donde hay que tener presente un plan de PRL integral, que tenga en cuenta tanto la salud física como mental para el buen funcionamiento de la empresa y sus integrantes.