Es sorprendente la cantidad de veces que empresas y trabajadores no tienen claro cómo evaluar la gravedad de situaciones cotidianas como pueden ser el llegar habitualmente tarde a trabajar. Tener un conocimiento claro, tanto por parte de los empleados como de los empleadores, de lo que es aceptable y lo que no en el entorno laboral es imprescindible.
¿Tú también tienes dudas sobre este tema? En este artículo repasamos los puntos más importantes.
¿Qué es una falta y sus diferentes tipos?
El Estatuto de los Trabajadores es el marco legal principal que debes tener en cuenta cuando hablamos de faltas en el ámbito laboral. En el trabajo se considera el incumplimiento de alguna de las obligaciones laborales por parte de tus empleados, que deben estar correctamente definidas en su contrato. Al producirse alguna de estas situaciones, tienes el derecho de aplicar una sanción disciplinaria.
En este sentido, existen faltas leves, graves o muy grave, que además de estar recogidas en el Estatuto también se especifican en el convenio colectivo de la propia empresa. Esto es solo un marco legal, y dependerá de cada sector, pero algunos de los ejemplos principales en cuanto a faltas son los siguientes:
- Ausencia de un trabajador de su puesto de una manera injustificada.
- Falta de disciplina por parte de un empleado en el ejercicio de sus funciones.
- Agresiones verbales o físicas hacia el empresario o sus compañeros de trabajo.
- Reducción de su rendimiento laboral o falta de productividad.
- Embriaguez o consumo de sustancias estupefacientes.
Este tipo de faltas pueden ser recurridas e impugnadas, de acuerdo con los artículos 54, 58 y 60 del Estatuto de los Trabajadores. En el caso de que uno de los trabajadores cometa alguna de ellas y queden demostradas después de haberlas impugnado, como empresario tendrás el derecho de practicar un despido disciplinario. La razón principal será haber incumplido el Estatuto de los Trabajadores,
afectando de forma negativa al rendimiento de tu compañía.
¿Qué son las sanciones disciplinarias y sus límites?
Se trata de medidas que ayuden a disuadir a los trabajadores de llevar a cabo conductas que perjudiquen a la empresa y su objetivo es afianzar tu capacidad como empresario para organizar y controlar el trabajo de tus empleados.
Pero estas sanciones tienen un límite, y es el siguiente:
- La legislación vigente indica que no es posible imponer sanciones que afecten a los días de vacaciones de tus trabajadores, o a su descanso.
- Asimismo, las sanciones también deben respetar la posible presunción de inocencia y ser proporcionales de acuerdo a la falta cometida.
Marco legal de las sanciones
El artículo 20 del Estatuto de los Trabajadores es precisamente el que regula tu potestad como empleador para poder imponer sanciones. Precisamente, es en este marco legal en el que se regula todos los incumplimientos de contrato que se pueden producir a lo largo de una relación laboral.
De hecho, el artículo 58 y 60 definen todas las faltas que se pueden producir en el trabajo, y los tipos de sanciones que puedes imponer como empresario de acuerdo con la ley.
¿Cómo se cursa una sanción disciplinaria?
A la hora de imponer este tipo de sanciones, el Estatuto de los Trabajadores no detalla ningún tipo de procedimiento especial. No obstante, sí indica que<:
- Las faltas leves se pueden notificar de palabra.
- A la hora de imponer una sanción para una falta grave, o bien muy grave, sí debe hacerse por escrito. En esta comunicación se deberá indicar tanto la fecha como los hechos que la motivan. Asimismo, deberás informar también al comité de empresa del procedimiento abierto.
En el caso de aquellas faltas graves o muy graves, la ley también establece que debes abrir un expediente contradictorio. En esta vista se oirán las versiones del trabajador, del comité de empresa y también al resto de los delegados de personal y el cómo deberán resolver este tipo de procedimientos debe estar especificado en el convenio colectivo.
En función de la gravedad de la falta podrás optar por una amonestación verbal, la suspensión de empleo o sueldo por un tiempo que debes definir, la inhabilitación de un posible ascenso o bien la marcha a otra oficina situada en otra localidad. La sanción más drástica que puedes tomar es la del despido disciplinario. Esto implicará la marcha del trabajador con un finiquito, pero sin la necesidad que como empresario le pagues una indemnización.
¿Cómo se pueden recurrir?
Una vez decidas imponer una sanción disciplinaria a uno de tus trabajadores es importante que estés preparado ante un recurso. El primer paso que deberá llevar a cabo el empleado es firmar como no conforme, una vez reciba la notificación de la sanción. A partir de este punto, se inicia un proceso que puede acabar hasta en los tribunales. No obstante, siempre es preferible la conciliación o el intento de llegar a un acuerdo en la medida que sea posible.
El empleado puede decidir defenderse por sí mismo, o bien ponerse en manos de un abogado laboralista. Incluso, si lo desea, también puede pedir ayuda a un sindicato. El plazo que tendrá el trabajador para recurrir la sanción será de 20 días hábiles. Como empresario deberás presentar todas las pruebas de los hechos, y no podrás alegar otros motivos que no sean los que te hayan llevado a imponer la sanción.
Tanto para los empresarios como los trabajadores es muy importante entender todo el contexto que rodea a las sanciones disciplinarias. Son muy importantes para mantener una buena relación entre las dos partes. En este aspecto, contar con una asesoría legal te asegurará tener a tu lado a un experto que pueda aconsejarte para conseguir gestionar estas situaciones de forma óptima.
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